ש ךש בשראש
Hace ya unos años me tocó ir a una consulta médica por un malestar que venía padeciendo unos meses atrás. La cita la hice con uno de los mejores especialistas en la materia. Llegó el día esperado y tras los prolegómenos de rigor (pues no nos conocíamos personalmente), vinieron nombres de personas conocidas y queridas por ambos
Después de una buenísima historia clínica (donde me sentí visto como paciente y no como colega; como debería de ser en cada ocasión y siempre) en la que le expliqué a mi Doctor cuál era la intensidad de los síntomas y los signos que estaba padeciendo, SOBRE TODO EL DOLOR MUSCULO ESQUELETICO, y, la intensidad, de los nuevos síntomas (que hacía poco estaban debutando).
Luego vino el examen físico, que debo reconocer que fué casi tan exhaustivo, (como el que hacemos en nuestro centro) y del que quedé más que satisfecho.
Mi colega en cuestión ya tenía en su cabeza un par de diagnósticos a descartar (debo de decir que confirmé por mi mismo que era y es un excelente profesional), con muchísimas virtudes que le adornan; pero entre ellas sobresalen la humildad y la sabiduría; virtudes no fácilmente encontradas, de manera simultánea, en la mayoría de los seres humanos.
Discutimos las posibilidades diagnósticas, me refirió las pruebas de laboratorio e imágenes apropiadas y adecuadas para confirmar o descartar esa presunción diagnóstica y que, luego de realizadas, le viera nueva vez para, juntos, discutir y decidir el enfoque integral que debería de llevar a pie juntilla.
Entrado en vida personal, le hablé que, como Médico, he tenido varias pasiones en mi vida de profesional. La primera de ellas, la Endocrinología y La Nutrición (Mi primeros estudios en mi Madrid de siempre), la que llenó una parte de mi espacio de vida (tiempo y lugar) muy importante.
En segundo lugar de segundo lugar, le conté de mi segunda pasión, es decir la del metabolismo óseo y mineral, sobre todo después de conocer a ese gigante que fuera mi primer gran maestro (aquí en la tierra), el doctor Aurelio Rapado Errazti, y los muchos años dedicado a la práctica, la docencia y la investigación, dedicada a ese otro amor, a quién entregué mis años prime de mi práctica médica profesional. Y, finalmente, la medicina Regenerativa y el Manejo del Dolor Crónico Músculo Esquelético a través de la Proloterapia, el Plasma Rico en Plaquetas (PRP) y las Células Madre derivadas de la Médula Osea. La práctica de esta medicina y la dedicación a esta pasión, sirvió para que reconociera de primera fuente, que a pesar de que presumía de sólo ser bueno como internista Endocrinólogo/Osteólogo, sino que con Pasión y Perseverancia, también podía ser bueno en las técnicas que precisaban de unas buenas mannos para ser un buen Infiltrador o inyectador de sustancias naturales proliferantes, y de paso, curativas, en quienes sufrían de alguna patología de esta índole. Sin embargo, al igual que un mínimo movimiento hace caer un castillo de naipes, así cayó rápidamente esa mentira que me había dicho (a mí mismo) y me había llegado a creer, cuando descubrí lo habilidoso que puedes llegar a ser a través de la pasión, de la perseverancia, de la práctica constante, siendo lo más cuidadoso posible, y tomando un riesgo mínimo, calculable y calculado.
Pues bien vueltos a mi caso (en general), y a mi dolor, (en particular), le hablé de la Proloterapia, del PRP, y de las Células Madre, sabiendo que él me habría de entender, puesto que (como decía el Dr. Gregorio Marañón), el médico que sólo sabe Medicina…ni Medicina sabe. Así que me sentí bastante cómodo contándole de mi dolor a este especialista, experto en manejo del componente biopsicosocioneuroendocrino del dolor. En otras palabras, cuánto había podido afectarme emocionalmente el haber padecido de dolor músculo esquelético generalizado. Básicamente, le consulté por ansiedad/migrañas/taquicardias /pensamientos de no poder salir del agujero negro.
En medio de todo le expliqué cuál era el protocolo que usábamos en el centro y que yo sabía era responsable (en gran medida) de nuestro éxito en tratando las causas del dolor.
Le dije: “…nosotros no tratamos a ningún paciente, si antes no oramos por él, pués conocemos el gran poder de la oración.
El médico asintió afirmativamente moviendo su cabeza de atrás hacia delante y aunque dio unas explicaciones sobre autohipnosis, concentración, energías, etc., Nosotros y yo, sabemos que todos esos adjetivos, no son más que nombres que usamos cada vez que El Buen Dios, trabaja para el Servicio Secreto. jejeje
Sin embargo, buen observador (cualidad necesaria para ser un buen médico), me di cuenta que ese colega cojeaba de su pierna izquierda. Y, como soy poco tonto y poco perezoso inmediatamente le pregunté si El tenía dolor en su cadera izquierda? , asumiendo que también le dolería la rodilla izquierda?; . Efectivamente, mi colega en cuestión, me dijo que tenía un gran dolor en la rodilla izquierda, que había sido muy serio, pero que después de bajar más de 40 kilos (unas 100 libras), el mismo se había reducido de manera muy importante.
Inmediatamente, la película empezó a rodar en mi mente, imaginándome como debería de ser el llegar a su oficina para ver pacientes, (ya que la misma está en un segundo piso, sin ascensor).
Obviamente, el bajar el peso que sus rodillas tenían que soportar estaría directamente correrelacionado con una reducción de la presión sobre esa articulación y una reducción en el Dolor en sí mismo.
Al explicarle cuál era el protocolo que hacíamos en nuestro centro y por qué nuestra alta tasa de curación, me fuí directamente al tema de la oración de intercesión y de acción de gracias por medio de la FE.
Creo que a cada profesional de la salud, a cada profesional de la conducta humana le sería bastante provechoso el hecho de tener una buena relación personal con Jesucristo, quien es el médico de los médicos y el doctor de los doctores asi como el sabio entre todos los más sabios .
Y así, pidiendo su permiso pude imponer mis manos e interceder por su rodilla izquierda. Pasó cuanto mucho 2-3 minutos, no más; no por mucha palabrería que usemos el Señor va a ser más caso a nuestra petición. No lo volví a ver y no sé qué habrá sido de él después de ese tiempo de oración, pero tengo la tentación de llamarlo a preguntar que tal le fué. Debo de decir, que a mi me fué muy bien, y deseo y espero que a El tambien le haya ido muy bien..
Es probable que el Señor haya utilizado este indigno siervo suyo para ayudar a que lo que el ojo humano no vió, ni el oído humano escuchó, ni mente humana fue capaz de imaginar, era y es lo que Dios tenía y tiene preparados para sus hijos .
Al final pude orar por él. Pidan y Recibirán (a la carta)
De eso dependen la ley y los profetas
31 de agosto de 2024
Juan Carlos Vargas