Hoy la iglesia nos presenta la lectura del Evangelio de San Mateo Capítulo 13, desde el verso 47 al 53.
“Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;
y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.
Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,
y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Jesús les dijo: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor.
Él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí”
Echad las redes….echad las redes…echad las redes…
Las veces que el Señor nos manda ECHAD LAS REDES, como muchas cosas de las que dijo, no lo hace pidiéndonos un favor, que tengamos una condescendencia, una cortesía, un detalle elegante para y por El ¡LO HACE COMO UNA ORDEN¡, como un mandamiento, como un precepto, etc.
¿Cómo va a extenderse su Reino, si nosotros no hablamos de El, cómo va a ir en aumento el número de los conversos, sino les predicamos, como dice su Palabra en la Carta a los Romanos capítulo 10 verso 14: ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
Echad la RED… a los primeros que le siguieron, El los vió junto al mar de galilea, eran los hermanos Andrés y Simón, quienes eran pescadores, los llamó e inmediatemente les cambió el oficio, pués les dijo que los haría: “pescadores de hombres” y así fué.
Ese mismo llamado tenemos todos nosotros y más aún; pues en estos tiempos en que vivimos, ese llamado es más urgente que nunca. Tiene que haber en nosotros una necesidad de convidar a otros, una urgencia en hacerlos sentir acogidos, creando un buen ambiente donde, poco a poco se sientan que pertenecen. No hay sensación tan impactante como el SENTIDO DE PERTENENCIA, el sentir que somos parte de algo importante. Las personas que más fáciles se adhieren a la red, son aquellas que se sienten acogidas, que sienten el “calor humano que los acoge” y que sienten además que han llegado al sitio que andaban buscando, donde ellos algún día puedan decir como Adan, (en sentido figurado): ” …estos si que son carne de mi carne y huesos de mis huesos” . Tener actitud de pescadores de hombres, estar atentos a las personas que vemos o con quienes nos encontramos, tener esa mirada acuciosa, ese oído, esos sentidos y ese discernimiento finos, para reconoced los peces buenos de los peces malos.
El Cristiano no debe ser despistado, mirando al cielo tantas veces imbüidos en pensamiientos o ideas poco importantes, sino mirando al frente, a los lados, a la espalda, buscando donde podere encontar un futuro discípulo, un futuro pescador. El quid de asunto se trata de “VER” (no mirar superficialmente) a los demás, a los próximos, a los que el Señor nos presenta, en esos encuentros que podríamos ingenuamenete llamar “fortuitos o tal vez accidentales”. El Cristiano siempre debe de andar con su red al hombro, como instrumento de su trabajo, de su ajuar, de lo que lleva siempre consigo, para poder echarla cada vez que sea necesario.
Echad las redes, es buscar al otro, a los otros, a los demás; claro que ellos pueden llegar por si mismos porque el Dueño del Mar, de lo que hay sobre y debajo de él es El Señor, y El puede llamarlos de cualquier manera que le plazca; pero normalmente Dios tiene un increíble sentido común…Echad las redes, invitar, llamar, hablarles primero, tomar la iniciativa, y ganarlos para el Reino de Dios…de eso se trata.
Recuerdo como ahora a un joven de unos 14-15 años de edad (hace ya unos años de esto), que en la Iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, de Los Prados, una noche de oración de la comunidad carismática del sector, exclamó: “Diios quiere salvarnos en racimos, Dios quiere que nos salvemos las familias, Dios quiere que nos salvemos” Recuerdo que para los presentes (tal vez un centenar de hermanos), fué mottivo para alabar y glorificar a Dios. El escuchar que, aunque la salvación es personal, tambien se trata de que no sea exclusivamente personal, porque de lo contrario no nos hubiera llamado a ser pescadores de hombres.
A continuación, las profundas palabras de José Luis Martín Descalzo, sacerdote, periodista y escritor español, quién magistralmente nos habla de “echad las redes”.
ECHAD LAS REDES
no hemos pescado nada.
Llevamos veinte siglos
echando inútilmente
las redes de la vida,
y entre sus mallas
sólo pescamos el vacío.
y el alma sigue seca.
Nos hemos vuelto estériles
lo mismo que una tierra
cubierta de cemento.
¿Estaremos ya muertos?
¿Desde hace cuántos años no nos hemos reído?
¿Quién recuerda la última vez que amamos?Y una tarde Tú vuelves y nos dices:
«Echa la red a tu derecha,
atrévete de nuevo a confiar,
abre tu alma,
saca del viejo cofre
las nuevas ilusiones,
dale cuerda al corazón,
levántate y camina».
Y, de repente, nuestras redes rebosan alegría,
nos resucita el gozo
y es tanto el peso de amor
que recogemos
que la red se nos rompe cargada
de ciento cincuenta esperanzas.
camina sobre el agua
de nuestra indiferencia,
devuélvenos, Señor, a tu alegría.
José Luis Martín Descalzo