El “SEGUNDO” segundo
Hace unos años, Patricia y yo, asistimos a un retiro (de fin de semana) para matrimonios, de la Familia Vargas. Este retiro-encuentro se venía celebrando hace algunos años y fué idea del padre Michel Rosario Vargas.
A este retiro asistimos alrededor de unas 20 o 25 parejas. Fué muy bueno el conocer tantos familiares que ni de oídos sabía que existían.
Una de las cosas que más llamó mi atención fué el hecho de que fuera un retiro interconfesional; un verdadero testimonio de que allí estábamos cristianos católicos y cristianos no católicos, compartiendo una verdadera reunión de hermanos cristocéntricos, carismátícos, etc., y donde gran parte de la riqueza estuvo en el compartir juntos los ratos libres, las horas de comidas, las 2 noches, etc., y por último, pero no menos importante, las enseñanzas y dinámicas, los momentos de sacramentales de confesión y de eucaristía. En resumidas cuentas, fué una experiencia hermosa; he sabido que se han seguido realizando muchas reuniones como estas y les aseguro que me gustaría que participáramos de algunas de ella, iríamos con gusto.
Tuve una charla muy ungida sobre el “AMOR COMPROMETIDO” y sentí cómo el Señor movió los corazones.
Pero hubo un momento que uno de mis primos (cristiano no católico) nos dió una rica enseñanza sobre “El SEGUNDO” segundo. No puedo negar que al mirar el programa (la primera noche del retiro) y leer este título, mi mente inquieta trataba de teorizar sobre de qué podría tratarse una charla con este nombre tan atípico. Hice no se cuántas conjeturas sobre de que iría esta esta enseñanza, pero ninguna me hacía el click que me suele dar el “verdadero” discernimiento de lo que es y lo que no es.
Bueno, llegó el tan esperado momento de escuchar con mis oídos espirituales, de qué se trataba el “SEGUNDO” segundo. Nos empezó leyendo el pasaje de 2da de Samuel capítulo 11,2-4;
2 Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. 3 Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. 4 Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa.
Y de esta manera tan particular empezó su charla. El versículo 2 no dice que miró…dice que vió, podríamos decir que la observó detenidamente, la contempló, se deleitó con lo que sus ojos captaron, y por qué no decirlo, la deseó de tal manera que la tomó y durmió con ella.
Luego la historia que sigue es, muy probablemente, conocida por todos.
Nuestros sentidos, especialmente los ojos (para la mayoría de los hombres mortales), son la entrada de muchísimas virtudes y buenos ejemplos y testimonios; pero de igual manera, son la fuente de la imaginación malsana, del deseo desordenado, de la obsesión no controlable y, finalmente del pecado.
Sabedores de esta realidad, muchas veces no podemos evitar mirar un posible objeto del deseo (como el título de la película aquella), y podríamos decir que miramos casi como un acto reflejo, como un instinto que nos sale de manera natural y por lo tanto casi ajeno al control de nuestra voluntad…pero…el “SEGUNDO” segundo, si depende de nosotros, si está bajo control de nuestra voluntad, si podemos decidir tomarlo o dejarlo.
El peligro no está en el primer segundo, està en el “SEGUNDO” segundo, y será peor en el tercero, el cuarto, quinto, sexto, etc.
Mientras vivimos en Madrid, alojamos en nuestro pequeño apartamento, y por algunas semanas, a un hermano de la Comunidad de Ann Harbor, Michigan…algunas noches, cuando veíamos TV en nuestra pequeña salita…en el momento menos esperado aparecía una imágen medio rosadita o algo rojiza (sin llegar a rojo vino), e inmediatamente mi hermano bajaba la mirada al suelo, hasta que pasaba esa parte que él no quería entrara por sus ojos y llegara a su corazón y su mente. Para mi fué un testimonio de autocontrol y de valentía el intentar no contaminar (con algo evitable) sus instintos naturales.
Así que los exhorto, a todos, que aunque muchas veces, es casi imposible evitar el primer segundo…PIDAMOS A DIOS PADRE, A TRAVES DE SU AMADISIMO HIJO JESUS, nos permita parar y no llegar al “SEGUNDO” segundo.
Juan Carlos