El compromiso
El compromiso es una palabra que suena fuerte al oído.
El ser humano es alguien que de una manera u otra se compromete.
Unos están comprometidos con una ideología, otros con alguna causa, con alguna forma de vida, con algunas personas, con algunas creencias.
Pero es prácticamente imposible vivir sin compromisos, porque esto en sí mismo se hace un compromiso.
El primer “compromiso-pacto-alianza” ,para nosotros que creemos, lo hizo Dios con nuestro padre Abraham, en el que se profetiza a Abraham como padre de una descendencia que llega hasta nosotros mismos, “pues esta será como las estrellas del cielo o las arenas del mar”, y Abraham se compromete con ser su pueblo sagrado, apartado para El, circuncidado a la manera de vivir del mundo, para ser el Pueblo del Dios Viviente.
Luego ha habido otros pactos de Dios con el hombre: Moisés, Noé, David, etc., y luego la Alianza de todas las Alianzas, el culmen de todos los pactos, El PACTO establecido a través de su propio hijo unigénito Jesús.
Entre todos los compromisos religiosos posibles, mi familia y Yo somos miembros de una Comunidad de Fieles Laicos, que entre sus muchas cualidades, además de Cristocéntrica, Carismática, Ecuménica, etc., está el ser una Comunidad de Alianza, donde hacemos el compromiso de vivir en amor “comprometidos” unos con otros, a la manera de las primeras comunidades cristianas, que se establecieron en el siglo I y II de nuestra era Cristiana.
Nos sabemos parte de la Iglesia Universal, de la Iglesia Dominicana, de la Iglesia Arquidiocesana, de las pequeñas iglesias parroquiales y de la Comunidad Cuerpo de Cristo.
Sentimos que Dios nos ha llamado a vivir esta forma de vida particular, donde muchas veces está presente toda o parte de la familia, y donde nos sentimos “acogidos” por los demás miembros, con alegría, con Amor fraternal que es imposible esconder y donde gozamos de un sentimiento de pertenencia, que constituyen la triada de nuestro compromiso con ella:
- Dios nos ha llamado e invitado a este estilo particular de vida cristiana
- Los hermanos nos han acogido con alegría y amor ágape
- Hemos desarrollado un sentido de pertenencia…un sentimiento de que “somos” miembros (y parte importante) de esta porción de pueblo, a la que El Buen Dios nos ha llamado.
Sabemos que el testimonio de nuestras vidas (que muchos de nosotros hemos dado desde nuestra adolescencia) y que a través de los años hemos mantenido como Comunidad de Alianza; donde hace más de 35 años vamos caminando juntos este camino particular de expresión de fe; a decenas, cientos y tal vez a miles de personas ha podido impactar, ha dejado un buen y vívido recuerdo, un anhelo de ¿y si yo? ¿y si nosotros?.
Como todo pacto, alianza o compromiso, entre partes, la Comunidad nos ofrece, nos da, nos comparte, nos enseña, nos cuida, nos sirve, etc., de forma y manera que no hay manera de retribuirle su amor de koinonía. Por parte de los miembros también existen los servicios y deberes, que nos hace ser buenos miembros, y que sin ellos, tampoco seríamos una parte del pueblo de Dios.
A través de los muchos años que ya hemos vivido, hemos conocido varios tipos de personas
- Los que quieren ser parte y (por muchas y varias razones) no pueden; a estas personas las acompañamos en oración y esperamos en El Señor que sus circunstancias de vida pudieran cambiar para poder recibirlos como miembros formales nuestros, y nos mantenemos invitándolos a algunas de nuestras actividades informales.
- Los que pueden y no quieren. Este grupo de personas es diferente, pues no demuestran su firme voluntad, o están indecisos…mientras tanto no los atosigamos ni los hartamos con continuas invitaciones, etc.
- Los que no quieren ni pueden. Este grupo de personas, muy probablemente encajarían en otro tipo de práctica religiosa.
Mientras tanto, somos felices con ser parte de este “pueblo” y sentir que nuestros hermanos comprometidos son nuestros compañeros de andadura, en este camino de fe; que no estamos solos, pues además de nuestra familia de sangre, contamos con la compañía de la Iglesia Triunfante, la iglesia purgante y la iglesia militante, que somos todos y cada uno de nosotros; y que tenemos la dicha y la honra de poder vivir al lado de queridos hermanos que han decidido libremente hacer compromiso de vivir al lado nuestro.
¡Somos gente de compromiso!
JC