Es que No Soy Digno.
Frecuentemente nos encontramos a alguien en la calle, un familiar, un amigo, un viejo conocido, con quienes después de enetablar una conversación, le preguntamos sobre su relación con el Señor Dios…muchos de ellos nos responden: “ES QUE SOY MUY INDIGNO”.
Una vez me encontré con uno de esos personajes a quien después de decirme del fondo de su corazón que era muy “indigno”, le pregunté si conocía a alguien que fuera “verdaderamente digno”, y empezó a decir algunos nombres, todos ellos personas muy piadosas y entregadas al servicio del Señor; y llegado un momento, se detuvo y mirándome a los ojos me dijo: ”incluso tú mismo y el grupo de hermanos con quienes te reúnes.
Tras esbozar una gran sonrisa, no me pude contener y, tal vez sin deber hacerlo, me reí un pequeño rato…Qué yo qué? Le respondí. Pero no sabes mucho de mi vida interior, no me conoces por dentro…El me respondió, si, pero te veo a ti, veo a tu familia, a tus hijos, a los amigos de tus hijos, y veo a los que te llaman hermano…¡y son tan diferentes a mí y a mi realidad¡
¡Ah¡, ya entiendo por dónde van las cosas- le dije-; porque nos has visto o te han contado que somos y hacemos cosas que te suenan diferentes, te crees que somos mejores que tú, o como piensas y dices: ¡ellos si que son dignos¡
Pues quiero desenmascararme, desnudarme ante ti: NO SOY MAS DIGNO QUE TU¡ SOY IGUAL DE INDIGNO QUE TU Y QUE TODOS LOS QUE CONOCES, y sabes por qué, porque tengo tus mismos pensamientos, tus mismas tentaciones y tal vez hasta tus mismo pecados. El ser digno significa “merecer” o “tener un derecho”, ¿crees que tengo derecho, o que merezco algo siendo como soy?”. Soy tan indigno como tú, o quizás más, pero reconociéndolo, no me he quedado estático, relamiendo mis heridas y diciéndome a mí mismo: Oh qué desgraciado soy, qué será de mí, indigno pecador…No, un día al Dios digno, le pedí que sacara del fango cenagoso y de la fosa fatal en que estaba metido, y así lo hizo, y limpió mis heridas, me cargó en sus brazos, y me llamó por mi nombre y me hizo oveja de su rebaño. ¡Cómo olvidar ese momento¡
Y el único que es digno, que vino a la tierra hace más de 2,000 años, y mis antepasados y los tuyos, lo mataron, resucitó al tercer día (como lo había predicho) y ha venido a ser EL MAS DIGNO de todos.
El libro del Apocalipsis en el capítulo 4 verso 11, nos dice: “Digno eres, Señor, de recibir la gloria, la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.”
Y ¿puedes creer que a pesar de eso, le he fallado incontables veces, he renegado de su nombre, he cometido actos que él aborrece, que a él le entristecen, y que luego dejan ese sabor amargo en la boca, en el corazón y en el alma?. Pues créelo mi amigo, esto me ha pasado decenas y cientos de veces, para que yo no me crea la gran cosa, sino que me dé cuenta de que siempre seré un “pecador justificado por la GRACIA”
Pero, cuando estoy así, acudo al o más rápido que puedo, al sacramento de la confesión y la reconciliación, arrepentido y dolido por mis errores, reconozco mis faltas, pido perdón por ellas, y el sacerdote, testigo ocular de lo que allí está ocurriendo entre El único Digno y yo (impenitente pecador), en su nombre me da la absolución, y vuelvo a estar en gozo y en libertad de las cadenas que antes me ataban, porque no solo que Él ha borrado mis pecados y mis faltas sino que por Su gran y eterno amor, ME HA HECHO DIGNO A MI TAMBIEN.
Porque aunque está escrito en la carta de Pablo a los habitantes de Roma, capítulo 3, versos 10 al 18: “No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios.Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.”
Ese mismo libro de Revelaciones, un par de capítulos después vuelve a recalcarnos quién es el único digno:
Apocalipsis 5:12: “Digno es el Cordero inmolado de recibir el poder y las riquezas, la sabiduría y la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.”
Por eso mi amigo, te digo hoy, con el corazón entre mis manos, Tu no estás sólo, no eres el único indigno como crees…Nosotros y yo, somos bastante indignos, la única diferencia es que hemos ido tras El y El nos ha redimido de nuestra indignidad; No esperes ser “digno” para ir tras El, porque es imposible para el hombre. Acude a El, ve donde El está, así como estás, ahora mejor que después, hoy mejor que mañana, y el único Dios Verdadero, el único Digno, enjugará todos tus pecados, todas tus faltas y todas tus culpas, de forma que como dice el Libro del profeta Isaías, en el capítulo 1, versos 18 al 20:
”…aunque tus pecados sean como rojo escarlata, quedarán blancos como la nieve. Aunque sean como la púrpura, quedarán como la lana…El Señor mismo lo ha dicho.
Todos somos indignos siervos suyos…