Es que todo es “relativo”
Decía mi Padre Juan Tomás, que en Gloria esté, que ni de pelota (baseball), ni de política, NI DE RELIGION, se debía de discutir, primero porque casi siempre hay disenso, segundo porque casi siempre alguien sale dolido o lastimado en su interior, y tercero, porque los ánimos se caldeaban, salen los “verdaderos yo” de cada uno de los involucrados, la discusión se acaloraba y podía terminar en amenazas, yéndose a los empujones, y finalmente a los puños (término que significaba y significa, que se podía terminar peleando a trompadas); y más aun, en estos tiempos postmodernistas de tolerancia a la “nueva libertad de expresión” y el nuevo orden del confuso “respeto a los derechos humanos”, entre ellos el libre pensamiento, la libre eleccion de interrumpir un embarazo (porque se es dueño del cuerpo), o de elegir su preferencia sexual, aunque para nosotros, tal vez tildados de conservadores, intolerantes, intolerables o retrógrados, nos sentimos orgullosos de vivir más apegados a las enseñanzas del Maestro Jesús, y, a la implicación que estas verdades tienen en nuestras vidas. Pero es innegabble que nos va costando cada día mas, convivir con estos conceptos del nuevo orden de las cosas, sobe todo, las que afectan la doctrina, la ética, el respeto a la vida y el tema de las “nuevas poltíticas de género”.
Damos muchas gracias a Dios, porque hemos podido “escuchar” y poner en práctica las sabias palabras y advertencias de nuestro Señor Jeesucristo, cuando nos decía que:”… estamos en el mundo, pero que no somos del mundo y en el Evangelio de San Juan, en el capíitulo 17 verso 16: “No son del Mundo, como tampoco Yo soy del mundo”
Una de las preguntas que los que practican la “dictadura” de los relativistas, ante cualquier intento de mostrarles las verdades sobre ética, religión, fé cristiana, etc., suele ser:, ¿quién dice eso?¿y quién dice que esa es la verdad? ¡Esa es tu verdad¡ Lo suyo es un cuestionamiento a todo y a todos, un culto a la “libertad” que les permite hacer todo para conseguir placer, poder, placer, satisfacción,
Los Católicos y los demás crristianos debemos estar vigilantes para que tanto nosotros como nuestros hijos NO seamod permeados por este espírirtu de relativismo, donde todo es váliido, todo debe ser aceptado como bueno y conveniente para una mejor convivencia entre “todos los seres humanos”, porque según ellos, estamos viviendo los nuevos tiempos donde debe imponerse la “libertad”, las diversas opciones, la pluralidad de pensamientos, aunque estos vayan contra la ética, contra los principios reliosos y contra todo lo que significa, intentos de “controlar” la libertad individual, donde todos pueden hacer todo lo que consideran “aceptable” y “bueno” para ellos, por qué después de todo quienes somos los demás para decirles lo que es bueno o malo, corrrecto o incorrecto, verdadero o falso?
Para tiempos como estos (como decía una charla que escuché hace ya muchios años), es wur debemos estar preeparados, fuertes en la oración, viviendo en la Gracia y en Paz con Dios y con los que piensan como nosotros.
Animo y Fuerza, Cristo es el eternamente fiel, va delante de nosotros y su amor y su fidelidad son desde siempre y para siempre. Vivamos, como dice el Salmo 91, verso 1 al 6;
El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente.
2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.
3 Él te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.
4 Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
5 No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,
6 Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.
Respuestas al Relativismo
Pablo Gutiérrez
Vivimos en un mundo que se mueve cada vez más rápido. El acceso a la información es abundante, pero a veces da miedo. Lo que se consideraba “de moda” hace seis meses ya no es noticia hoy.
Irónicamente, la mayoría de la gente tiene una especie de pereza metafísica. Con tanta información literalmente al alcance de la mano, a menudo no hacen el menor esfuerzo por investigar y profundizar en temas importantes.
Esto también se aplica a los creyentes. La falta de crecimiento en temas importantes para los cristianos es evidente. En medio de una conversación con dos ideas opuestas, es común llegar al punto en que una frase célebre explota como una bomba intentando destruir la discusión. Eso no necesariamente se aplica a mí.
Sí, lo admito. En algún momento de mi vida, he usado esta expresión. No estoy tratando de justificarme. ¡No era bueno! Déjame explicarte por qué la verdad no puede ser relativa.
“…la verdad no puede ser relativa”
Piénsalo. La afirmación de que lo que es verdad para una persona no lo es para otra, es en sí misma absoluta. Es decir, si fuera cierto que todas las “verdades” fueran relativas, entonces este postulado tendría que ser absoluto, en cuyo caso pronto nos encontraríamos con una contradicción (por supuesto, lo absoluto no significa que todas las verdades excepto la verdad, sean relativas). …que toda verdad es relativa). Benedicto XVI ha manifestado su convicción de que el relativismo se ha convertido en el problema central que la fe cristiana tiene que afrontar en nuestros días.
La referencia a la actitud profunda de la conciencia ante la verdad distingue el relativismo del error. El error es compatible con una adecuada actitud de la conciencia personal con relación a la verdad. Quien afirmase, por ejemplo, que la Iglesia no fue fundada por Jesucristo, lo afirma porque piensa (equivocadamente) que ésa es la verdad, y que la tesis opuesta es falsa. Quien hace una afirmación de este tipo piensa que es posible alcanzar la verdad. Los que la alcanzan —y en la medida en que la alcanzan— tienen razón, y los que sostienen la afirmación contradictoria se equivocan.
La filosofía relativista dice, en cambio, que hay que resignarse al hecho de que las realidades divinas y las que se refieren al sentido de la vida humana, personal y social, son sustancialmente inaccesibles, y que no existe una única vía para acercarse a ellas. Cada época, cada cultura y cada religión ha utilizado diversos conceptos, imágenes, símbolos, metáforas, visiones, etc. para expresarlas. Estas formas culturales pueden oponerse entre sí, pero con relación a los objetos a los que se refieren tendrían todas igual valor.
Serían diversos modos, cultural e históricamente limitados, de aludir de modo muy imperfecto a unas realidades que no se pueden conocer. En definitiva, ninguno de los sistemas conceptuales o religiosos tendría bajo algún aspecto un valor absoluto de verdad. Todos serían relativos al momento histórico y al contexto cultural, de ahí su diversidad e incluso oposición. Pero dentro de esa relatividad, todos serían igualmente válidos, en cuanto vías diversas y complementarias para acercarse a una misma realidad que sustancialmente permanece oculta. (Benedicto XVI)
El relativismo es, por definición, un sistema de conceptos, ideas y creencias que acepta como válidas dos o más posiciones antagónicas. La verdad no es más que la verdad para la persona. Desde este punto de vista, cada uno ¿puede decidir por sí mismo qué es verdad y qué no?, e incluso ¿adoptar “verdades” contradictorias.?
La mentalidad relativista ataca a sus adversarios. A quien afirma, por ejemplo, que la heterosexualidad pertenece a la esencia del matrimonio, no se le dice que esa tesis es falsa, sino que se le acusa de fundamentalismo religioso, de intolerancia o de espíritu antimoderno. Menos aún se le dirá que la tesis contraria es verdadera, es decir, no se intentará demostrar que la heterosexualidad nada tiene que ver con el matrimonio. Lo característico de la mentalidad relativista es pensar que esta tesis es una de las tesis que hay en la sociedad, junto con su contraria y quizá con otras más, y que en definitiva todas tienen igual valor y el mismo derecho a ser socialmente reconocidas. A nadie se obliga a casarse con una persona del mismo sexo, pero quien quiera hacerlo debe poder hacerlo. Es el mismo razonamiento con el que se justifica la legalización del aborto y de otros atentados contra la vida de seres humanos que, por el estado en que se encuentran, no pueden reivindicar activamente sus derechos y cuya colaboración no nos es necesaria. A nadie se le obliga a abortar, pero quien piense que debe hacerlo, debe poder hacerlo.
Pero eso no es posible. Como hijos del Dios Creador, que da espíritu e inteligencia a las personas, los cristianos no podemos desviarnos de lo que la misma Biblia nos enseña sobre la verdad.
Y finalmente, la verdad no es algo, es alguien, y ese alguien es Jesucristo (Juan 14:6).
‘La afirmación de que hay una verdad relativa presenta un desafío para los cristianos.
La mentalidad relativista, comporta un desequilibrio. El predominio de la función técnica significa el predominio a nivel personal y cultural de los impulsos hacia los valores vitales (el placer, el bienestar, la ausencia de sacrificio y de esfuerzo), a través de los cuales se afirma y se expande el yo individual. La persona queda encerrada en los límites del individualismo egoísta. En términos más sencillos: el afán ansioso de tener, de triunfar, de subir, de descansar y divertirse, de llevar una fácil y placentera, Se invoca la libertad como libertad de abortar, libertad de ignorar, libertad de no saber hablar más que con palabras soeces, libertad de no deber dar razón de las propias posiciones, libertad de molestar y, ante todo y sobre todo, libertad de imponer a los demás una filosofía relativista que todos tendríamos que aplaudir como filosofía de la libertad. Quien le niega el aplauso será sometido a un proceso de linchamiento social y cultural muy difícil de aguantar. Pienso que estas consideraciones pueden ayudar a entender en qué sentido Benedicto XVI ha hablado de “dictadura del relativismo”.
La mentalidad relativista, comporta un desequilibrio. El predominio de la función técnica significa el predominio a nivel personal y cultural de los impulsos hacia los valores vitales (el placer, el bienestar, la ausencia de sacrificio y de esfuerzo), a través de los cuales se afirma y se expande el yo individual. La persona queda encerrada en los límites del individualismo egoísta. En términos más sencillos: el afán ansioso de tener, de triunfar, de subir, de descansar y divertirse, de llevar una fácil y placentera, prevalece con mucho sobre el deseo de saber, de reflexionar, de dar un sentido a lo que se hace, de ayudar a los demás con el propio trabajo, de trascender el reducido ámbito de nuestros intereses vitales inmediatos. Queda casi bloqueada la trascendencia horizontal (hacia los demás y hacia la colectividad) y también la vertical (hacia los valores ideales absolutos, hacia Dios).
Se invoca la libertad como libertad de abortar, libertad de ignorar, libertad de no saber hablar más que con palabras soeces, libertad de no deber dar razón de las propias posiciones, libertad de molestar y, ante todo y sobre todo, libertad de imponer a los demás una filosofía relativista que todos tendríamos que aplaudir como filosofía de la libertad. Quien le niega el aplauso será sometido a un proceso de linchamiento social y cultural muy difícil de aguantar. Pienso que estas consideraciones pueden ayudar a entender en qué sentido Benedicto XVI ha hablado de “dictadura del relativismo”. En el mejor de los casos nos llamarán radicales, intolerantes, fanáticos, atrasados, intolerantes,etc.Porque para los relativistas libertad significa libertad de abortar, libertad de ignorar, libertad de no saber hablar más que con palabras soeces, libertad de no deber dar razón de las propias posiciones, libertad de molestar y, ante todo y sobre todo, libertad de imponer a los demás una filosofía relativista que todos tendríamos que aplaudir como filosofía de la libertad. Quien le niega el aplauso será sometido a un proceso de linchamiento social y cultural muy difícil de aguantar.En un mundo que trata cada vez más de redefinir las instituciones básicas (matrimonio, paternidad, etc.), el mensaje de aquel que es la verdad no es bienvenido (Juan 15:18-19). No quiero oír la verdad porque me incomoda.
Benedicto XVI ha hablado de “dictadura del relativismo”
Cuando hablamos del evangelio, hablamos de la verdad que es Cristo. Decimos la verdad sobre la condición humana (Génesis 8:21) que está en enemistad con Dios (Isaías 53:6) y se esfuerza constantemente por hacer el mal. De lo que estamos hablando es de que los humanos no quieren y no pueden salvarse a sí mismos. Esas son malas noticias. La buena noticia (evangelio) es que Dios, lleno de gracia, se reconciliará con sus enemigos por la amplia vida, muerte y resurrección de su Cordero, que quitó el pecado del mundo (2 Corintios 5 Corintios). Romanos 5:10).
Se hace necesario aclarar que lo que acabamos de decir en nada prejuzga la salvación de los que no tienen la fe cristiana. Lo único que se dice es que también los no cristianos que viven con rectitud según su conciencia se salvan por Cristo y en Cristo, aunque en esta tierra no le hayan conocido. Cristo es el Redentor y el Salvador universal del género humano. Él es la salvación de todos los que se salvan.
El relativismo se dirige, pues, contra Cristo mismo, atacando la única verdad que hace libre al hombre.
Los cristianos están llamados a superar los argumentos intelectuales que contradicen manifiestamente el conocimiento de Dios (2 Corintios 10,3-5) y la verdad revelada de Dios. Por esta razón, es de suma importancia que los creyentes participen oren, mediten, pdan sabiduría y discernimiento, además de leer y estudiar continuamente la Biblia para conocer y encontrar a Cristo, la sabiduría y el poder de Dios en las Escrituras (1 Corintios 1:24).
Existe una interpretación relativista de la religión. Es lo que actualmente se conoce como “teología del pluralismo religioso”. Esta teoría teológica afirma que el pluralismo de las religiones no es sólo una realidad de hecho, sino una realidad de derecho. Dios querría positivamente las religiones no cristianas como diversos caminos a través de los cuales los hombres se unen a Él y reciben la salvación, independientemente de Cristo. Cristo a lo más tiene una posición de particular importancia, pero es sólo uno de los caminos posibles, y desde luego ni exclusivo ni inclusivo de los demás. Todas las religiones serían vías parciales, todas podrían aprender de las demás algo de la verdad sobre Dios, en todas habría una verdadera revelación divina.
Queridos amigos y hermanos, por supuesto, debemos recordar que es el Espíritu Santo quien nos persuade, no nosotros mismos. “Creo que todos los caminos nos pueden llevar a Dios.” No debemos olvidar que así es. Dios nos pide que “expliquemos la razón de nuestra esperanza y nuestra fe y hacerlo con humildad (1 Pedro 3:15).
Nuestros principios, nueestros valores, nuestras verdades, peero sobre todo nuestra fé y nuestra esperanza…NO SON NEGOCIABLES. No estoy del todo de acuerdo que la mayoría se imponga siempre a la minoría, pero menos aún, que la minoría (sobretodo con formas, maneras y transfondos oscuros) pretenda imponerse a la mayoría.
Aunque seriamente, ya no sé cuál de ambos es mayoría o minoría
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