ESTE ES UN NUEVO DIA. Vivámoslo sin quejarnos
Nos vivimos quejando la Vida.
Parece como si la queja se hubiera hecho parte de estar vivos: “Me quejo de los precios”, Me quejo del tránsito”, “Me quejo del motorista que me pasa por el lado”, “Me quejo del que pretende limpiar los cristales de mi coche”, “Me quejo de mi jefe que quiere hacer lo que le da la gana con “su empresa”, “Me quejo de la vecina del piso de arriba porque se pasa el día cantando”, “Me quejo de que la fila del banco es màs larga de lo que quisiera”, “Me quejo de que pusieron pollo en la comida, y yo quería unas albòndigas”…en fin, casi todo el mundo, casi todos los días, casi tiene un motivo para quejarse.
Si el 10% de los más de 8,121, 662, 711 (algo más de ocho mil ciento veinte y un mil) millones de personas que somos en el globo terráqueo, no se quejasen, seríamos más de 80,000.000 (ochenta millones las personas que no nos quejaríamos diariamente.
Pero es muy difícil, porque es (en muchísimas ocasiones) lo que hemos visto en casa, lo que repetimos nosotros, y peor aún, lo que estamos enseñando a quienes vienen detrás nuestro, quienes tienen un gran porcentaje de quejarse, quejarse y seguirse quejando (a menos de que se trabajen esa área de sus vidas).
Muchos quejosos consuetudinarios, no se dan cuenta de que son un fastidio para el Espíritu; ir a visitarlos es una tortura (peor que la de Shakira), porque a veces el primero que se saca el premio es la esposa o el esposo…cuando era joven, nos encantaba visitar a una hermana de grupo de oración, íbamos a tener noche de juegos, a ensayar canciones para las misas sabatinas o dominicales, (y la verdad es que era un amor)…sólo había un pequeño detallito, no se sabía a ciencia cierta quién se quejaba más de quién, si el padre de la madre, o la madre del padre. Visitarla era una delicia, estar los padres presentes, un tiempo muy difícil, no sólo por las quejas, sino también por la cara de mi amiga.
Casi siempre el quejumbroso es un negativista y una persona (que llamamos hoy tóxica), que después de empezar a conversar con ella y aconsejarle tener una conversación libre de quejas; tarda un par de minutos en empezar a quejarse de su gordura, del poco dinero que entra a la casa, del carro viejo que tienen, etc…y sin darse cuenta ya están otra vez en modo queja. No lo pueden evitar¡ ¡es más fuerte que ellos! Cuando terminamos la conversación nos sentimos sin energías y como que necesitamos un tiempo para recuperarnos.
En 1997, Jon Gordon y B. Fraser publicaron un best´seller llamado: PROHIBIDO QUEJARSE. Y casi al principio del mismo, nos narran el pasaje Bíblico donde Moisés libera a los israelitas de Egipto. Habían pasado casi 400 años como esclavos cautivos y ahora eran completamente libres. Al principio, se sentían dichosos y entusiasmados, pero un mes y medio después empezaron a quejarse del hambre. Se quejaban de no tener suficiente agua. Se quejaban de estar viviendo en un desierto. Incluso dijeron que sería mejor volver a Egipto como esclavos que ser libres en el desierto. Después de más de tres siglos de esclavitud, sólo necesitaron un mes y medio para empezar a lamentarse otra vez. Finalmente, Dios se sintió tan frustrado con las quejas del pueblo judío que puso bajo amenaza su propia existencia. Así Dios resultó ser el gran promotor de la Regla sin quejas. Incluso me atrevería a decir que Dios la creó.
Deberíamos dar GRACIAS A DIOS, por permitirnos vivir un día más…por entender que tenemos la oportunidad de cambiar nuestro ambiente, de ser promotores de la PAZ, la CONCORDIA, LAS BUENAS RELACIONES. El quejoso frecuente, se les va el día, sin saborear el agradecimiento, no gusta del aire fresco, del escuchar el sonido del río, del canto del gallo, del milagro de la salida del sol, de una noche estrellada, de tener un hobbie y de que la Vida es Bella y vale la Pena Vivirla, y donde nuestro propósito es santos felices y hacer felices a los que nos rodean.
Juan Carlos Vargas
A continuación una canción de Facundo Cabral: “Este es un NUEVO DIA”