¿La Vida es Justa? ¿Si o NO?
Después de una buena comida (ya mejor no me pregunten si fué desayuno, comida o cena) por que de verdad, de verdad, NO ME ACUERDO!
Leí hace poco que alguien decía: ¡Cuando me encuentro con una cara conocida, ya no sé si estudiamos juntos, si trabajamos juntos, si fué vecino mío o si lo veo en la sala de espera de mi psiquiatra! Casi muero a carcajadas…Bueno pues no me pregunten después de cuál comida fué? Solo se que fué una buena sobremesa y punto.
En estas últimas semanas les han tocado (humanamente hablando), varias “desgracias” a gente querida y cercana al mismo tiempo. “Tragedias e infortunios” inesperados, podríamos decir; con el añadido de que han sido a personas jóvenes, padres jóvenes, hijos jóvenes, nietos jóvenes.
Repito, conocemos los casos, pero sobre todo conocemos, estimamos y queremos a las familias que están pasando por esas duras pruebas…y es debido a estas “malísimas noticias”, que uno de nuestros hijos pregunta si ¿LA VIDA ES JUSTA?. No es una pregunta fácil, por lo tanto no tiene respuesta fácil, más aún cuando el corazón y los sentimientos están de por medio.
Mi sentir y mi respuesta de ese momento, y de ahora (si me lo preguntaran) es: SI y NO.
Ya les adelante que la respuesta no iba a ser difícil. Soy humano, de carne y hueso, por mis venas corre sangre y por mi cabeza corren pensamientos…y me pongo en su lugar (que creo nunca será posible, pués el corazón de la ahüyama sólo lo sabe el cuchillo), y me pregunto, cómo estaría yo, si me ocurriera cualquiera de estos incidentes del destino?, estos accidentes de la vida?. Qué pensamientos me pasarían por la mente?, recurriría a los buenos momentos vividos y me refugiaría en ellos? Repasaría su vida desde el momento de la concepción? En fin recrearía unos momentos de felicidad…y pasados esos momentos…volvería a mi realidad, al hoy, al ahora, al ya.
Como hombre tocaría nuevamente el dolor en mis manos, arrastrarían mi cuerpo contra el polvo una vez más, echarían sal y vinagre sobre mis nuevas heridas y el dolor calaría nuevamente hasta el tuétano de mis huesos, dejando nuevamente cicatrices de nuevas batallas y guerras.
Mientras todo eso ocurre, creo que pensaría que la vida no solo no es justa, sino que es bastante INJUSTA.
Pero pasado un tiempo, corto?, medio? largo?, le pondría fin a mi duelo…todo debe de tener fecha de caducidad, incluso el duelo; el duelo, el dolor, la tristeza, la melancolía, etc., no deberían eternizarse. Si hiciéramos el balance de los buenos momentos y los malos momentos, la vida no ha sido sólo malos momentos.
Sacudiría el polvo de mis pies descalzos, quitaría las cenizas y el cilicio de sobre mi cuerpo, tomaría un buen baño y me pondría unas vestiduras nuevas, como signo y señal de que he podido (con la ayuda del BUEN DIOS) superar esta difícil prueba.
Y, muy probablemente, pensaría y me diría a mi mismo, que ¡Dios es Justo!, que es Soberano! Que no me corresponde a mi juzgar sus decisiones!, y que la vida no es Justa ni Injusta…que la vida es la vida¡
Que tanto las cosas excelentes, muy buenas, buenas, regulares, malas y muy malas, les ocurren a los seres humanos, a los que estamos vivos, a los que nos despertamos y nos dormimos, a los que viven en casas y en apartamentos, a los que andan en carros y también a los de a pies.
Todos nosotros recordamos (que significa volver a experimentar en el corazón) muchos tiempos difíciles, de estrecheces, de muchos tipos de carencias, de soledades, de llantos, de muertes, etc., y de todas ellas hemos “salido” y aquí estamos, aquí seguimos y aquí nos mantenemos, por Gracia y Misericordia de Dios.
Acompañemos a los miembros de estas familias, intercediendo por los que han partido, para que su entrada al cielo sea pronta y los reciba el Buen Dios, lleno de esplendor y gloria; y por quienes les sobreviven, para que ese mismo BUEN DIOS, les de Consuelo, Paz a sus Almas y Perfecto Gozo en la esperanza de la Reesurrección.
La Vida es…La Vida