Los Líderes cristianos son hombres como tú y como yo
Hace un par de semanas, muchos miembros de iglesias cristianas, (así como el público en general) leímos un comunicado de un famoso canta autor, líder cristiano, cuya fama y prestigio están fuera de toda duda, en el que básicamente se decía que todas sus actividades de conciertos, estaban suspendidas a partir de la fecha de la publicación del mismo comunicado.
Nos llamó mucho la atención que este gran hombre admitiera públicamente, que la razón por la que suspendía todas sus actividades, era que no se sentía estable emocionalmente, y cito: “En el tema de la salud emocional, el último año ha sido difícil y debo reconocer que no estoy del todo bien. Un cúmulo de situaciones me han llevado a un periodo de vulnerabilidad emocional que requiere una tregua de mi parte. Para ser congruente he decidido que por lo que resta del año no estaré teniendo conciertos ni participando en eventos públicos de ninguna índole.
Hace unos días llevé a cabo en Ciudad Juárez, lo que sería el último concierto de este año. Disfruté cada momento sobre el escenario, especialmente el verlos y escucharlos cantar, me renovaron las fuerzas, gracias. Sé que los voy a extrañar, pero en este momento es más fuerte el llamado a descansar y
tomar en serio mi salud mental”.
A partir de ese momento mucha gente empezó hacer conjeturas y suposiciones de qué estaría pasando en la vida de este famoso líder cristiano. Empezó una lluvia de opiniones de todo tipo sobre las posibles razones de este alejamiento de los escenarios y de las actividades religiosas a su cargo.
Muchas veces miramos y vemos, con demasiada extrañeza, las decisiones que muchos líderes cristianos (ya sean católicos o no) toman al respecto de sus vidas ,sobre todo con lo que tiene que ver con tomarse pausas y hasta años sabáticos en sus quehaceres y en sus responsabilidades dentro de las iglesias a las que corresponden.
Se nos olvida que los líderes cristianos de la denominación que fueren, son hombres y mujeres de carne hueso, de corazón sensible, de almas nobles, y que además de ser hombres y mujeres espirituales, son seres humanos.
Las causas por la que los líderes espirituales pueden tener (en algún momento de su vida) algún tipo de fragilidad o debilidad emocional son tan variadas y provenientes de tantos orígenes diferentes, que es difícil en cualquier momento dado juzgar sus decisiones.
Como hombres de carne hueso también están expuestos al estrés de la vida diaria, pueden tener enfermedades (ellos o sus familiares cercanos), pueden ver en algún momento peligrar sus vidas matrimoniales, pueden tener problemas con algunos de sus hijos o hijas, pueden tener dificultades económicas, pueden tener problemas relacionales con personas íntimas, pueden llegar a tener cansancio y hastío por tantos viajes y giras, pueden estar pasando por desiertos espirituales (la noche oscura del alma de San Juan de la Cruz); Y por si fuera poco pueden tener la predisposición genética- hereditaria para algún tipo de trastorno emocional.
Lo importante es reconocer que la salud mental los puede afectar de la misma manera que afecta a cualquier hombre y mujer a pies.
Pero para nosotros que los vemos desde la desde la perspectiva de hombres y mujeres de Dios (que los son de verdad, pues lo han demostrado hasta la saciedad) nos parece casi inverosímil que este tipo de Siervos y Siervas de Dios puedan tener algún tipo de depresión, algún tipo de debilidad emocional, algún tipo de inestabilidad mental.
Pero resulta que no estamos dentro de ellos ni dentro de sus cabezas, y como dice el refrán popular: “el corazón de la ahuyama, solo lo sabe el cuchillo”.
Es muy fácil juzgar, es muy fácil poner etiquetas, es muy fácil hacer conjeturas del por qué sí o por qué no; es más, somos hasta capaces de afirmar que la razón de todo esto es que han apartado sus ojos de Dios y han apartado su corazón de la relación de intimidad con Dios; Y esta es apenas una de las tantas posibilidades, pero para nada, y en ningún caso, la única razón.
En momentos como estos, es cuando debemos intensificar nuestro tiempo de oración y de intercesión por nuestros líderes cristianos que de alguna manera u otra también son atacados por el maligno; aunque podemos ver cómo en siglos pasados se consideraba que toda enfermedad mental o debilidad emocional se debía necesariamente al ataque de espíritus malignos.
Muchos líderes cristianos del pasado remoto y el pasado reciente han sufrido de depresión y labilidad emocional, a pesar de ser grandes líderes cristianos; una cosa no tiene necesariamente que ver con la otra. Ya mencioné en algún párrafo anterior algunas de las causas por las cuales las personas, sean líderes espirituales o no, pueden tener algún tipo de dolencia emocional.
Lo más importante es, como en este caso, hacer una pausa en el camino, dedicar más tiempo a la oración, ser visto por profesionales de la salud emocional y mental que idealmente sean cristianos, concentrarse en una vida de mayor tiempo familiar, y ser obedientes a la voluntad de Dios y a las indicaciones de los profesionales de la salud mental.
Me recuerdo y les recuerdo que es más fácil juzgar que ponerse a hacer, y que con la misma vara con la que juzgamos seremos juzgados. Éste no es un tiempo de hacer críticas, de buscar culpables, de buscar la quinta pata al gato; sobre todo porque no conocemos lo que está pasando en la mente en el corazón y en la vida de nuestro querido hermano al igual que en la vida de todos nuestros hermanos líderes cristianos que en este momento atraviesan momentos difíciles no solamente en su salud física sino en su salud emocional y espiritual.
Oremos por ellos, hagamos algún tipo de ayuno, incluyámoslos en nuestros ratos de intercesión y de súplicas al Padre Bueno, para que los restablezca, para que los traiga nuevamente al servicio excelente que les han brindado a Jesucristo y a nosotros, sus hermanos, en los últimos años y/o décadas.
Cada día (al igual que hoy) nos toca interceder por nuestros líderes, por nuestros ancianos, por quienes ejercen algún tipo de servicio y autoridad sobre el pueblo de Dios; de la misma manera que tantas veces nuestros hermanos han intercedido por nosotros.
Hoy no importan las razones, tal vez nunca en la sepamos; y en definitiva, no es lo verdaderamente importante; lo importante es que nuestro hermano líder está pasando (al igual que otros muchos líderes, para nosotros desconocidos) por momentos difíciles para él, para su familia y para sus íntimos.
¡Que Dios bendiga a nuestro hermano, que Dios lo restablezca, que el Señor que es rico con bondad y misericordia lo haga recostar sobre su pecho, y así (como a la oveja extraviada) el Señor salga a buscarlo, lo encuentre lo tome sobre su regazo y le brinde todo su amor, que es capaz de sanar todo tipo de dolencia.
En el Salmo 147, 3-5, el salmista nos dice: “El sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas”