MI AMIGO “PREDICADOR”
No se la razón de esta remembranza, pero estas son de las cosas que el subconsciente trae al consciente y nos hace recordarlas.
Después de un hermoso rato de intimidad con El Buen Dios, me vino a la memoria un amigo muy querido, quien me contó que en una reunión con uno de los principales ancianos de su iglesia cristiana no católica (hace cualquier cantidad de años); este importantísimo Pastor, gran maestro de la ley y los profetas (y tal vez, nunca mejor dicho), lo conminó, sin derecho a réplica a dedicarse a lo que él llamó: “lo trascendental”.
Mi amigo tenía varios dones espirituales, del que sobresalía, entre ellos, el don de la “ministración” en el culto de la congregación. Al mismo tiempo mi amigo tenía asuntos que resolver a nivel conyugal que, estoy más que seguro, que tras unas sesiones de terapia matrimonial, podrían haberse resuelto y así ambas realidades hubiesen podido haberse trabajado de manera conjunta en el tiempo.
Después de una reunión larga, que se hizo corta; por más que mi amigo insistió en que su pasión por la ministración pudiera ser compatible mientras el trabajaba lo que ese pastor denominó “trascendental”; el pastor no le dio la mínima oportunidad, de poder realizar ninguna otra cosa que no fuera trabajar en lo trascendental.
El pastor se encerró en que en lo único a lo que él podría dedicarse era a lo trascendental, y pusiera su pasión de hablar de Jesús en modo pausa, y así fue como cortó una de las alas de su corazón!.
Mi opinión, si me la preguntaran, es que faltó una mano izquierda, faltó el “fondo” pero faltó más la “forma”, faltó un espíritu misericordioso y una entrañas de piedad; esta actitud tan cerrada, no hizo más que entristecer el espíritu del hermano/amigo quien a la postre terminó hablando de Jesucristo en otros foros y otros lugares donde había necesidad de oír hablar de Él. Eso le salvó la vida (de manera figurada).
El pastor en cuestión era un excelente profesional, tenía toda clase de estudios teológicos, estaba instruido en los mejores autores de iglesias cristianas no católicas, conocía la biblia y de seguro, sin temor equivocarme, la habría leído varias veces, por lo que podría decirse que era un docto en la materia.
Sin embargo, cuando recuerdo aquella experiencia, puedo decir que cumplir la ley por la ley misma, no es suficiente. No atrae al hermano, no lo reconquista, no lo acoge; y si de una cosa están llenos los evangelios es de actos de misericordia y de compasión.
Al hermano, al miembro de la congregación, siempre hay que dejarle una puerta abierta y no cerrárselas todas (y además cerrarle todas las ventanas) pues en vez de conseguir el efecto esperado y deseado muchas veces y para sorpresa del líder pastoral, se obtienen resultados absolutamente contrarios.
Tener corazón ardiente (como el par de discípulos de Emaús), tener un amor que de y se de al otro, esforzarse por hacer al otro feliz; dar la milla extra para que sepa que estamos los dos del mismo lado, ponerse siempre en lugar del otro, dar alguna salida a sus inquietudes y deseos, etc., no es un acto de debilidad, sino muy por el contrario es un acto de querer parecerse más a JESUS, quien hace todas las cosas para que los hombres se salven y algún día vean su rostro.
Si con la experiencia y la sabiduría (que he ido adquiriendo, con estos años vividos) la vida volviera hacia atrás, ahora que recuerdo este incidente con este hermano, con este amigo de tantos años, casi de seguro habría hecho las cosas muy diferentes.
Habría hecho sugerencias, exhortaciones, habría expresado mis deseos profundos para la conveniencia de la vida del hermano; a fin de cuentas casi todo en la vida de Jesus fue rescatar a los ovejas perdidas, dar luz a los ciegos; no acusar a la Samaritana, ni siquiera reprocharle sus múltiples pecados; por el contrario, fue salir al encuentro del HIJO que estaba perdido y había sido encontrado, del hijo que estaba muerto y había vuelto a la vida.
Pero este pastor aplicó la ley, aquella que intenta decirnos:”como has pecado” tienes que resarcir tu falta; como tienes asuntos trascendentales que resolver, arréglalos primero y luego ya veremos, pues como no se trataba de asuntos graves, podían estar incluso ser supervisados a través de otros pastores, y así poder ver si habían progresos y de que dimensión.
Hubo en ese intento de diálogo la posibilidad de que este amigo-hermano, pudiera seguir realizando ambas cosas a la vez, por un lado seguir con su ministración, y seguir poniendo en orden aquellas cosas que no lo estaban.
Para mí el recordar es incidente, ocurrido hace muchos años, me ha traído luz, yo que he estado muchos años puestos de servicio y de autoridad, ahora que soy un líder sin cartera, que estoy de este lado de la valla, con toda seguridad haría las cosas absolutamente diferentes.
Y no es cuestión de estilos y estilos, es cuestión de cómo queremos gobernar y servir a los hermanos, si solamente con la autoridad y la ley, o con el amor y por el amor que nos hace ganar autoridad y saber bien aplicar la ley.
Deseo que donde quiera que estén esas dos almas, al primero le otorgue un amor sin límites y una oración constante de intercesión por los ancianos y pastores, puesto que ellos también son hombres y se equivocan, además de interceder por el servicio que prestan a sus congregaciones.
Y que a los pastores de la Iglesia, les regale El Buen Dios, una mente más abierta, un corazón más palpitante y unas una mirada más hacia lo alto; les haga siempre y en todo momento además de tener la buena intención, demostrar con ella, qué puede amarse más allá de la ley, que puede amarse al estilo de JESUS, quien primero salvó y sanó y luego hizo todo lo demás, pero siempre teniendo en cuenta que:
”…a quien más se le perdonó, más se amó” y
Que casi siempre hay que construir puentes y no cerrar puertas.
Juan Carlos
05 de Enero del 2024.