MIRAR SIEMPRE EL LADO POSITIVO.
Cada cosa, al igual que las monedas, tiene al menos 2 caras.
Así es también La Vida. No es siempre como la soñamos, como la imaginamos, lo que una vez esperamos de ella. Lo que creìamos cierto es lo que nunca llega y lo que nunca pensamos como posible, es lo que nos sale al encuentro no más doblar la esquina…Así es la vida: pero es la vida…y habremos de vivirla una sola vez, al menos es parte fundamental de nuestra cristiandad
De nosotros depende,
1. Estar amargados, tristes, desilusionados, decepcionados y con pocas o ninguna esperanza; por lo que pudo ser y no fué, o
2. Por el contrario, vivir con ilusión, con alegría, con esperanza, en Paz, aún en medio de la dificultad.
Debemos reconocer que muchísimas veces no es tarea fácil poner buena cara y que es más difícil poner nuestras mejores ganas aún, cuando las cosas no nos “salen” como aspirábamos o deseàbamos.
Nuestras limitaciones, Nuestras heridas pasadas, las diferencias entre lo que esperábamos y lo que obtenemos, etc., nos detienen, nos retuercen, nos congelan, nos retienen; aunque, a nosotros (Cristianos), no deberían detenernos en el largo viaje a la perfección.
Debería ser un axioma aplicable siempre; porque siempre, siempre, siempre, deberíamos de mirar detenidamente y encontrar el lado positivo a todas las cosas, empezando por LA VIDA.
Sin embargo, como dice el refrán popular: “No hay mal que por bien no venga”
Al terminar la Escuela de Medicina hice mi pasantìa (para obtener mi exequátur de ley, y así poder ejercer la Medicina, en algún momento de mi vida); un influyente director y Presidente de un Patronato me hizo una carta donde se expresaba que era un becario de esa institución para poder ser aceptado por las autoridades competentes en el país donde iba a hacer mi especialidad.
Terminada mi especialidad, regresé y nos reunimos en su oficina, le conté como me había ido, sobre todo expresándole que me había pasado mis últimos 17 meses en la Unidad Metabólica y que mis aspiraciones eran (dentro de lo posible) iniciar la primera Unidad Metabólica en la República Dominicana, precisamente en su Hospital. El Doctor entró en ira y me dijo algo exaltado que bajara a una de sus oficinas para ver el tipo de pacientes típicos que allí eran atendidos. Me armé de valor, y respetuosamente le dije que Muchas Gracias, que parecía que el destino no estaba disponiendo el trabajo conjunto de mis “sueños” con sus deseos…oyèndole aùn decir alguna que otra frase impublicable, salí de aquella institución; no puedo negar que con el corazón bastante abatido, pero sentía que era la voluntad de Dios para mi vida…y seguí adelante sin prisas pero sin pausas, persiguiendo mi estrella.
Luego todo ha sido consulta privada, con altas y bajas, pero han sido las oficinas de Dios y las mías. Acertando en muchas decisiones y equivocándome en otras más. Pero, al pasar revista…confirmo que no me equivoqué y desde el primer día en mi oficina privada, Dios me dió la gracia de tener pacientes
Al final no fué lo que pensé para mis orígenes, pero Dios tenía reservada para mí, otras cosas infinitamente mejores.
San Pablo, con sabiduría de lo alto nos dijo: “…examinenlo todo y quedense con lo bueno 1 Tesalonicenses 5, 21-23
Juan Carlos Vargas Decamps