POR QUE A LOS “BUENOS” LES PASAN COSAS “MALAS”
Hace días he venido pensando y reflexionando sobre ¿El por qué A la gente buena le ocurren cosas malas?
Creo que es una pregunta que nos hemos hecho decenas y centenas de ocasiones. Y la mayoría de las veces salimos frustrados por no encontrar una respuesta que nos satisfaga.
En ese sentido quiero expresar algunos pensamientos al respecto.
En primer lugar, es difícil definir. ¿Qué es ser bueno? A Jesús le preguntaron: ¿Maestro, bueno, ¿qué he de hacer para ganar la vida eterna? A lo que El respondió: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios”. Marcos 10,18
Ser bueno es un fruto del Espíritu: En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. Gálatas 5,22
Ser bueno es un regalo de Dios para con sus hijos. Para los de manos limpias y puro corazón. De él viene toda bondad. Porque es su esencia y de su naturaleza celestial, como hijo de Dios y Dios mismo.
Ser bueno es una decisión, un compromiso, y un deber que cuesta sangre, sudor y lágrimas. Sobre todo, cuando se trata de ser buenos con los demás. “No devuelvan mal por mal. Preocúpense por ganar el respeto de todos haciendo el bien”. Romanos 12:17-19. “Antes sed benignos unos con otros. Efesios 4:32
Ser bueno. No es un premio. Es una gracia que Dios otorga. A los que le aman, a quienes le siguen y a los que le sirven. “Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Salmo 23,6.
En segundo lugar. No hay mérito alguno en ser bueno, sino que debe ser el deseo, el anhelo, la ilusión y el clamor de un corazón contrito y humillado: “Señor, hazme bueno, hazme agradable a ti, que mis palabras y acciones testimonien que tú vives en mí, y reinas en mi vida. “Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien. Tito 2,14
En tercer lugar, no es cierto que solamente a los buenos les ocurren cosas malas. También a los que no son buenos les ocurren desgracias, infortunios, agravios, enfermedades, frustraciones, desavenencias, luchas internas, etc. Lo que pasa es que nos duele tanto cuando vemos personas de buen corazón, de buen proceder, de buen actuar, que sufren en sus propias carnes, padecimientos y pesares, que pasan por pruebas difíciles, por desiertos y arideces espirituales y por sufrimientos, que consideramos injustos. “Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte. Filipenses 3,10. “De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. Romanos 8,18
En cuarto lugar, los buenos estamos vivos, y, como seres vivos, por el mero hecho de existir estamos expuestos a enfermedades, a turbulencias, aguas tempestuosas y muchas veces a pruebas que creemos insufribles e invivibles. “”Porque nosotros, los que vivimos, siempre estamos entregados a la muerte por amor a Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo mortal”. 2da Corintios 4,11
En quinto lugar, ser bueno “no es un negocio entre Dios y el hombre”; no es voy a ser bueno para evitar las duras realidades de la vida. No es la promesa de Dios de que a los buenos nada malo les habría de ocurrir, si fuera así: ¿qué mérito tendría ser bueno?, todo el mundo sería bueno, todo el mundo haría ese negocio de ser bueno para evitar las pruebas, las tentaciones, el sufrimiento y la muerte. “Mas si haciendo lo bueno sufren, y lo soportan, esto ciertamente es aprobado delante de Dios Es meritorio ante Dios sufrir por hacer el bien y aguantar el castigo. Se dice que no es extraordinario soportar el castigo por hacer algo malo, pero que Dios bendecirá a quien sufre y soporta el sufrimiento por haber hecho algo bueno.
En sexto lugar, todos hemos de ser probados en el fuego para poder quitar de nosotros toda raíz de pecado, todo apéndice de maldad, toda imperfección, y poder amar a Dios sin ataduras, por encima de todas las cosas: “para que la prueba de la fe de ustedes, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo” 1 Pedro 1,7; sabiendo que sus mano poderosa nos sostiene y que nuestro premio y nuestra corona (corona que no se marchita) las recibiremos cuándo vayamos al cielo y gocemos de su presencia por la eternidad.
Hermano o hermana, quiero recordarte en esta mañana que Dios es Rey, que él gobierna sobre todas las cosas y que él hace salir el Sol sobre justos y pecadores. “Para que ustedes sean hijos de su Padre que está en los cielos; porque Él hace salir Su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Mateo 5,45. Dios es el proveedor, y Él provee de esta manera y de muchas otras maneras para todas las personas, tanto para las personas buenas como para las malas. Y El ha venido a rescatarnos y hacernos santos e inmaculados en su presencia.
No te pido que creas en tu mente sino en tu corazón y que te apropies de sus promesas de salvación y vida eternas.
Nosotros cantamos y celebramos su palabra cuando decimos: “muchas son las desgracias del justo, más de todas los libera Yaveh” Salmo 34:19, significa que Dios librará a las personas de sus aflicciones.
El Salmo 34 es un salmo de David, que pasó por muchos problemas en su vida, y habla sobre la protección divina. El salmo también dice que Dios está cerca y no está distraído, distante, ni despreocupado por el dolor de las personas.
A los “buenos” también les ocurren cosas “malas”. Nuestros santos, nuestros mártires, nuestros profetas, nuestros primeros padres sufrieron en la esperanza de la resurrección de los muertos a la vida del mundo futuro, donde ya no habrá ni llanto, ni pena, ni tribulación, ni enfermedad ni muerte. Sino que estaremos con Cristo en la presencia del padre celestial. “El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado” Apocalipsis 21,4
Con todo mi amor,
Juan Carlos