Un sueño…”cüasi real”
Hace unos días comencé a soñar, sabiendo que estaba despierto; me suele pasar con mucha frecuencia. Me suele pasar con alguna periodicidad el hecho de que mi mente viaja lejos, sabiendo que mi cuerpo permanece en el mismo lugar.
Ese día comencé a hablar con mi Señor y Salvador sobre mi situación de salud actual. Muchos que me conocen saben de mi realidad actual. Ya no sé como definirme, no se si estoy muy mal y empiezo a mejorar o si estoy algo mejor y empiezo a empeorar.
Hace ya un tiempo (no se si mucho o poco), empecé a darme cuenta de que mi hombre exterior empezaba a desgastarse, lo veo en mis músculos, lo veo en mis reflejos, lo veo en mis fuerza, lo veo en mi caminar, lo veo al desplazarme, lo veo al querer tomar algo del suelo, lo veo al intentar bailar, lo veo al intentar entrar a una piscina o al querer salir de ella, lo veo en mi cansancio (a veces extremo), lo siento en la necesidad de acostarme después de un tiempo de actividad, lo veo en mi incapacidad de compartir hasta muy tarde en las noches, pues al día siguiente pago las “consecuencias”, lo veo en la en capacidad de dar algunos pasos sín que algún que otro cirineo me tenga que ayudar”; en otras palabras, lo veo en las circunstancias y en las situaciones en que vivo.
Pensaba que este proceso iba a dilatarse mucho más tiempo y aunque en honor a la verdad ha tardado mucho, por muchos momentos me ha parecido “corto” y no me resisto a la idea de compararme con otros, que con mi misma condición están mejores que yo, otros están como yo, y una gran mayoría están peores que yo.
Pues les contaba que estaba en ese proceso de pensar y soñar, pensar y soñar, pensar y soñar; y de momento y sin proponermelo empecé un diálogo con el Señor (que como siempre puede empezar como un conversatorio y terminar como un reclamo). Empecé preguntándole: es que acaso no te das cuenta lo que estoy sufriendo?, el parecería contestar: ¡Claro que me doy cuenta! entonces volví a preguntar y qué piensas sobre eso a lo que él contestó: no hay cielo sin sufrimiento y añadió mira mis apóstoles mira mis hombres de fe, mira lo que han tenido que pasar y en el caso de algunos por mucho tiempo, sin embargo yo al final todo lo veo, todo lo se y todo lo conozco.
Empecé a lamentarme más y seguía contándole ¡Señor me estoy gastando, se me está yendo la vida entre los dedos!, acaso no lo ves? Y con esa paz que suele contestar nuevamente me respondió diciéndome: “Sí yo lo veo, y quiero que sepas que lo que espero que ocurra es que te desgastes poco a poco para que el hombre exterior muera y pueda dar vida al hombre interior.
Aproveché la palabra muerte y le pregunté: ¡ajá entonces estamos hablando de que tú quieres que yo muera!, él esbozó una sonrisa y me dijo lleno de luz resplandeciente: ¡Juan es que de eso se trata, es que no has entendido que lo que quiero es que mueras pero que mueras por mí; ACASO NO LO HICE YO POR TI?, recuerda que si el grano de trigo no muere no da fruto, pero si muere, dará fruto en abundancia
Juan aún no te has dado de que mi plan de amor es perfecto pero mi plan no es solo alegría, felicidad, vivir a gusto, estar en gozo permanente, poder contar a los demás; poder decir ¡que bien me va! ¡qué bien estoy aquí!v ¡qué feliz soy, todo me sale bien!… Juan mi plan de amor también es prueba, es sufrimiento, es martirio, es desgastarse, darse por entero sin reservarse nada, es aún muchas cosas más que quiero hacer en ti hasta que como incienso te extingas rechistar, sin quejarte, sin tanto lamento para te puedas alegremente dar el buen olor de Cristo a los que están al lado tuyo.
Juan, mi pequeño Juan, ahora que estás en medio del proceso, aprieta tu cinturón, ponte el casco de la salvación, empuña tu espada, que es mi verdad, y YO SERE SIEMPRE TU DIOS y TU SIEMPRE SERAS MI HIJO pero déjate guiar pués no has sido creado para nada o para cosas pequeñas, tú me hablas de muerte yo te hablo de morir por mí o acaso te olvidas de que yo fui a la cruz y no morí sino que siendo inocente, siendo el hijo unigénito de mi padre Dios, di mi vida por ti. Tú me hablas de sufrimiento yo te pregunto si puedes comparar tu pequeño sufrimiento con el mío, con el de los santos, co el de los mártires, con el de aquellos que han bañado sus vestiduras?
Juan no solamente quiero des tu vida sino que quiero que la des gustosamente por mí sin que te amargues o amargues la vida de los que están al lado tuyo: pues yo estoy detrás de ti al lado tuyo y delante de ti. Nada puede ocurrirte que sea superior a tus fuerzas y si yo lo permito o veo que te ocurre fue simplemente hecho de estar vivo quiero que sepas que siempre estoy contigo y eso debería bastarte.
La conversación no duró mucho más, no hubo reproche, no hubo llamada de atención, no hubo ni siquiera corrección sino una dulce declaración de amor que va más allá de las letras vacías, de palabras sin sentido de ideas sueltas sin hilación…y así lo percibí, percibí que ese mensaje era para mí y qué en la intimidad de nuestros corazones, no había otra cosa sino un te amo, en tu enfermedad, en tu aparente desgracia, en tus limitaciones, te amo en tu desaliento, te amo en tu pequeñez… así te quiero, necesitado, desvalido, indefenso, m porque así entonces podrá decir algún día como mi hijo Pablo: no vivo yo es Cristo que vive en mí.
Y esta mañana viví otro sueño…”real”
Juan Carlos
5 de enero del 2024.