Ya no estás.
No lo conocí personalmente, pero escuché tantas veces de él (y sus ascendentes) en estos últimos años, que parecería conocerle.
Tenemos unos amigos muy íntimos que sí son sus familiares directos, y llevan su mismo apellido,
Uno de esos fines de semana que acostumbramos salir como familias (incluyendo a nuestros hijos con sus esposas y novios), me interesé por saber quiénes eran sus familiares y de dónde venía su apellido. Me contó que ellos eran una sola familia, aunque estuvieran radicados en diferentes lugares del país, y al hacerme el recuento de ellos, salió a relucir su singular nombre por primera vez.
A partir de ese momento, en muchas conversaciones tenidas con mi íntimo amigo, siempre salía su nombre, así como el de su padre y el de su abuelo, pues el protagonista de esta historia es la tercera generación con el mismo.
Me cuentan que este miércoles próximo pasado, fue ingresado en un Centro Médico de Santo Domingo (por dolor abdominal) y que al día siguiente murió. Esto es lo que se llama una muerte repentina y, por tanto, inesperada. Era un hombre de mediana edad, con hijos adolescentes y, aparentemente, un hombre de iglesia, pues al googlearlo lo encontré como uno de los maestros de uno de los Cursillos de Cristiandad. También encontré otra foto donde lo vi muy feliz junto a su familia. Repito, no lo conocí personalmente, solo de oídas, pero tenía cara de buena persona.! Espero no equivocarme! …y si es parecido a su pariente, lo debería de ser!
La muerte muchas veces pareciera un muchachito travieso, que escondido tras cualquier esquina; al momento de llegar a ella, nos aparece de forma inesperada.
Siempre hablamos de estar preparados para enfrentarla; y a veces hasta llegamos a gritar (a todo pulmón) que no le tememos, será tal vez porque nunca hemos estado lo suficientemente cerca de ella, porque nos llegamos a creer la farsa de que (al ser jóvenes) o tener parientes longevos, aún nos queda mucho por vivir; pero como reza el refrán popular, no es lo mismo llamarlo que verlo venir.
Sin embargo, de la misma manera que pasará con la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo, que no sabemos el día ni la hora en que vendrá; así ocurrirá también cuando nos visite la parca. Un día del calendario estuvo marcado para nuestro nacimiento, así mismo está marcado el día para nuestra muerte. Y, creámoslo o no, ese era el día marcado para la muerte del pariente de mi amigo.
Tomo un sorbo de café, miró a mi pared, y pienso que en este mismo momento ¿quién sabe cuántos niños están naciendo y quién sabe ¿cuántas personas están muriendo?
¿Quién sabe, en este momento, ¿Cuántos están aterrizando y cuántos están despegando; ¿Cuántos están iniciando la carrera de la vida y cuántos están llegando a la meta?. Es potestativo de Dios (y sólo de El) conocer este gran misterio ignoto a los hombres.
No conozco muchas personas que puedan decir a boca llena, con total seguridad y certeza, que están listos para partir. ¡De haberlos haylos!, pero me cierro en mis trece: !No conozco muchas personas, y las personas que he conocido, han sido Santos en Vida!.
Quisiera que El Buen Dios me premiara y pudiera decir también yo (al igual que mi padre terrenal Juan Tomás), y sin parecer arrogante, que también estoy listo y que no tengo miedo a que me vengan a buscar! Cuando Juan Tomás me decía: !Juan, yo ya estoy listo!, me solía reír de él, puesto que pensaba que lo decía porque estaba vivito y coleando; pero enfermó de la noche a la mañana, y me demostró en Cuidados Intensivos, que siempre dijo la verdad, que no le temía a la muerte.
Se que he cumplido muchos de mis objetivos (aunque no se lo que falta para terminar mi misión) a pesar de que ya he visto pasar muchas cosas frente a mis ojos, aunque esto lo digo, ignorante de los planes que aún pueda tener el Señor para conmigo.
Deseo que mi amigo encuentre fuerzas para pasar estos días difíciles (en la vida de todo ser humano); ese cuando vemos partir a alguien que dos días antes lucía sano y parecía lleno de vida (y vida para mucho rato) y sin embargo, ese hombre ya reposa el sueño eterno.
Pido a quienes caminamos aún entre los vivos, detenernos un momento, de vez en cuando, para pensar si estamos listos para enfrentarnos al último adiós.
Para mi amigo A.V.G.
Juan Carlos Vargas
24 de febrero de 2024