ZONA DE COMFORT
Hace un tiempo vengo pensando en qué es la zona de COMFORT, debido a qué es una palabra que no era de la usanza común en mis años de niñez y creo que tampoco en mis años de juventud.
Sin embargo, me fuí a algunas fuentes de búsqueda (como por ej wikipedia) y me encontré que la expresión “zona de confort” comenzó a usarse en inglés como “comfort zone” en la década de 1920 y se popularizó como un concepto psicológico en la década de 1970 gracias al trabajo del psicólogo y autor estadounidense, Alan M. Hirsch. Sin embargo, no se puede proporcionar una fecha exacta en la que esta expresión empezó a utilizarse en español, ya que la adopción de términos y conceptos de otros idiomas puede variar según la región y el contexto cultural.
Una de las definiciones con que encontré fué: “Una zona de confort es un estado psicológico familiar en el que las personas se sienten cómodas y (perciben que) controlan su entorno, experimentando bajos niveles de ansiedad y estrés. Brené Brown lo describe como “donde nuestra incertidumbre, escasez y vulnerabilidad se minimizan -donde creemos que tendremos acceso a suficiente amor, comida, talento, tiempo, admiración. Donde sentimos que tenemos cierto control“.
Salir de la zona de confort es una expresión que suele utilizarse para describir el acto de empujarse a uno mismo a probar nuevas experiencias, asumir retos o participar en actividades que se salen de la rutina habitual.
Si eso es así, entonces muchas personas (y yo también) quisiéramos vivir en esa esplendorosa y paradisíaca zona.
Mi gran amigo me contó una vez el chiste de que cuando se jubilara, se iría a vivir a teoría; yo le pregunté, a teoría? a lo que él, con mucha gracia me contestó: si, porque en TEORIA, “TODO ESTA BIEN”…podría entonces parafrasear que en teoría la zona de comfort es el estado idílico para vivir.
Pero, en seguida, algo en mi corazón y mi cabeza no me hace sentido…me abstraigo un momento de mi realidad de hombre de “carne y hueso” y me traslado en una fracción de segundo a mi otra realidad, mi realidad de Cristiano…¿la zona de comfort es buena, es ideal y es cómoda; pero, es lo que Cristo quiere para mí? Cristo quiere que viva “cómodo”, que disfrute de paz, esparcimiento, sin percibir ningún tipo de escasez, incertidumbre y vulnerabilidad, y donde solo experimente amor, admiración y que tengo el control de mi entorno.
Mi cabeza gira de un lado a otro y me indica que no…que como cristiano no puedo estar en comfort en mi zona de comfort, que no puedo estar ni ser feliz estando cómodo, experimentando bajos niveles de ansiedad y estrés.
Eso no fué lo que enseñó mi maestro Jesús; y más grande aún, eso no fué lo que vivió mi maestro Jesús, ni lo que han vivido los miles y miles de cristianos, a lo largo de la historia.
Por Cristo y por el seguimiento de Cristo, hay que vivir incomodidad, inseguridad, sentir peligro por la propia vida; pensar que me puede faltar todo lo material (y no sólo lo material) que hoy tengo. De hecho, algún sabio dijo una vez “…que si mi felicidad está puesta y depende de algo o alguien que puedo perder; entonces debo de revisar la razón de mi felicidad.
Mi maestro siendo Rey, no nació como Rey, no vivió como Rey y peor aún, no murió como Rey ni fué enterrado como un Rey. Podría decir que podría decir todo sobre El, menos que vivió su vida en la Zona de Comfort. Lo primero es que ya apenas recién nacido, otro que decía de si mismo que era rey, ya quiso matarlo (Mt 2,16), por lo que tuvo que salir al exilio junto a sus padres, (Mt 2,13) y que, además, como nos cuenta Juan 1,11: vino a los suyos y los suyos no le recibieron.
A la invitación/mandato que dirigió a los apóstoles, los llama a cualquier tipo de vida, menos (claro está) a una vida de comfort:
Mateo 4,19-22 “…y les dice: «Al ver a Andrés y a su hermano Simón, les dijo: Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.
A los dos primeros, les pide dejar su modo de vida, la única forma que sabían para ganar el pan; a los otros hermanos, les pide dejar sus casas y a los suyos…Dígame alguno si esto no es DEJAR Y SALIR DE LA ZONA DE COMFORT.
Y así pudiera enumerar cientos de ejemplos (que aparecen en el libro sagrado) y miles de ejemplos de la vida diaria…hombres y mujeres, como tu y como yo, que viven hoy muy lejos de su zona de comfort.
Sal de tu zona de confort
Todo el mundo tiene una zona de confort. Para algunos (pueblerinos, como yo), estar en la montaña, es estar en mi zona de comfort. Para otros, las playas y el mar significan su zona de comfort. Hay una temperatura con la que nos sentimos más cómodos. Para algunos vivir en casas y para otros, vivir en apartamentos. Es como si hubiera muchos estándares de lo que significa zona de comfort. Pero todos tenemos una forma preferida de vida satisfactoria.
Hay muchas personas y lugares con las que nos sentimos más cómodos. Pero si estuviéramos en el grupo equivocado, en la situación equivocada, en el lugar equivocado y, para colmo, as cosas nos tuvieran saliendo mal, podríamos sentirnos muy incómodos y fuera de lugar. Estar fuera de nuestra “zona de confort” puede ponernos un poco nerviosos. No hay nada malo en eso. Simplemente demuestra que estamos interesados en estar cómodos. Sin embargo, en algunos aspectos la comodidad puede ser un problema.
Como individuos, es fácil para nosotros llegar a un punto en el que estemos satisfechos con el status quo. Estructuramos nuestras vidas hasta el punto que casi podemos predecir lo que sucederá en un día determinado. Para muchas personas, este tipo de estabilidad aporta una profunda sensación de seguridad y bienestar, y esono tiene nada de malo. Los problemas surgen cuando una vida tan cómoda invade nuestra vida espiritual.
No hay nada malo en estar contento con tu trabajo, pero hay un problema cuando estás contento con él y no percibes que él es parte de la manera impropia en que estás sirviendo al Señor y a los hermanos. No hay nada de malo en ser feliz con tu hogar, tu automóvil y tus finanzas, lo mal está en no darte cuenta si esto es un obstáculo para llevar una buena tu vida de oración y está retrasando tu progreso espiritual; si es así, tal vez estés tan cómodo en tu zona de comfort que necesitas salir de ella, por tu bien espiritual. Como hijos de Dios, nunca debemos llegar a un punto en el que estemos completamente satisfechos con nuestros pasos y con nuestro testimonio ante un mundo perdido y que perece.
Si alguna vez un cristiano alcanzó un punto de satisfacción en su progreso espiritual, fue el apóstol Pablo. Pero no quedó satisfecho y siguió buscando más—Filipenses 3,12-14: “…No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvidando lo que dejé atrás, me lanzo a lo que está por delante; corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Diois me llama desde lo alto, en Cristo Jesús.
A Muchas iglesias, muchas comunidades, muchos grupos de oración les pasa lo mismo. Quizás no estamos orando lo suficiente por la iglesia y sus pastores, puede ser que no seamos tan afables con las personas que llegan a estar con nosotros, puede que no tengamos la suficiente buena actitud de acogida. Puede que no seamos tan activos como deberíamos. Es muy fácil estar satisfecho con el status quo. Pero la triste verdad es que cuando las iglesias y las familias de las iglesias se vuelven complacientes y están contentas con esa forma “cómoda de vivir”, entonces comienzan a morir. La Iglesia comienza a morir cuando está satisfecha con su nivel y crecimiento espiritual. Es un serio cuando las personas, los grupos, las comunidades y las iglesias se vuelve complacientes y cómodas en su propia zona de confort.
¿Cómo salgo de mi zona de confort? Creo que la respuesta está en las Escrituras y en las vidas de los Santos y los Mártires.